El termostato es un elemento fundamental del sistema de refrigeración
del motor, pues sin él la temperatura podría elevarse hasta producir un
sobrecalentamiento
El termostato es un elemento muy importante que forma parte del
circuito de refrigeración y que se encarga de regular la temperatura en el
mismo. Además, su principal función es la de adecuar el suministro de
refrigerante que es necesario, mediante una válvula que se abre o cierra en
función de la temperatura a la que trabaja el motor.
Por norma, los termostatos suelen estar localizados en un conducto que
atraviesa desde motor hasta el radiador,
aunque en motores refrigerados por aire y en algunos de los refrigerados por
agua, lo que hace realmente es paralizar el aire que reciben las aletas
del bloque motor.
Así pues, los termostatos
serán distintos en función del tipo de motor para el que se instalen y abrirán
o cerrarán el flujo de refrigerante de acuerdo a la temperatura adecuada para
el mismo. Por ello, a la hora de sustituir este elemento habrá que tener en
cuenta la temperatura de trabajo que viene indicada en la parte exterior de la
misma pieza.
Aparte de controlar la temperatura y de regular el flujo de refrigerante,
también tiene influencia sobre el consumo de combustible, pues a temperaturas
bajas la inyección de combustible debe ser mayor. De este modo, al igual
que incide sobre el consumo de combustible, también aumenta el nivel de
emisiones contaminantes.
El funcionamiento del termostato cuando el motor está frío consiste en
impedir que el refrigerante circule entre el motor y el radiador, de modo que
permita al motor alcanzar en menor tiempo la temperatura adecuada para un
óptimo funcionamiento.
Una vez el motor alcanza su temperatura ideal, el termostato empieza a
dejar pasar el refrigerante caliente hacia el radiador, donde es nuevamente
enfriado. Por lo general están diseñados para que la válvula reguladora
empiece a abrirse en torno a los 83 °C, alcanzando su máxima apertura al llegar
a los 92 °C.
En la actualidad, podemos
encontrar dos tipos distintos de termostatos: los de fuelle y los de cápsula.
Os explicamos las características de cada uno de ellos a continuación:
Termostatos de fuelle
Tal y como su nombre indica, este tipo de termostatos están formados
por un fuelle con forma circular y realizado en latón. Además contiene en
su interior alcohol, pues su volatilidad permite que al entrar en contacto con
el refrigerante caliente se produzca la expansión del fuelle, abriendo también
la válvula reguladora.
Termostatos de cápsula
Este tipo de termostatos son los que más se utilizan en los actuales
vehículos, y su principal componente es una cera que se caracteriza por
su alto coeficiente de dilatación. La cera está localizada en el interior
de la cápsula, la cual se encuentra en permanente contacto con el refrigerante.
Cuando la temperatura del líquido comienza a elevarse, la cera se expande
haciendo que la válvula de control se abra para permitir que el refrigerante
circule desde el cuerpo de la bomba hasta el radiador.
Además, los termostatos de cápsula disponen de un pequeño orificio de fuga
localizado en la parte superior de la carcasa de la válvula reguladora, que
evita la formación de burbujas de aire durante el funcionamiento.
Un mal funcionamiento del termostato podría ser la causa de un sobrecalentamiento
en el motor y generalmente sucede porque la válvula reguladora no realiza su
apertura de manera adecuada. No obstante, para conocer las averías que
pueden surgir en el termostato, como identificarlas y solucionarlas, te
recomendamos leer el post: averias termostato y como identificarlas
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